En Altana Psicólogos hemos tenido varias consultas de madres y padres durante el estado de alarma sobre cómo manejar la información sobre la muerte de algún familiar con niños y niñas en casa. A continuación compartimos unas recomendaciones basadas en “La pérdida de un ser querido” de Marcos Sancho Gómez (Arán Ediciones 2007).

 

COMUNICACIÓN DE LA PÉRDIDA DE ALGUNA PERSONA SIGNIFICATIVA A LOS NIÑOS/AS

Cuando muere un ser querido, ni los familiares o amigos/as saben por lo general qué decir o hacer para que los niños/as comprendan lo que ha ocurrido. No obstante, de todos se obtienen sugerencias, muchas de ellas incongruentes o contradictorias unas con otras, dejándolo a uno más confundido, sin saber qué hacer o decir, la más de las veces optando por la que mejor nos parece en ese momento o por la sugerida por aquella persona en la que más confiamos.

 

COMUNICACIÓN DE LAS MALAS NOTICIAS A LOS NIÑOS/AS

Cinco preguntas, que tienen una relación directa con la comunicación de las malas noticias, deben ser manejadas para una comunicación apropiada de la muerte y las malas noticias a los niños/as:

  1. ¿Cómo puedo comunicar a los niños/as la muerte acaecida?
  2. ¿Cómo se les puede explicar qué es la muerte?
  3. ¿Qué puedo decir cuando pregunten por qué?
  4. ¿Se debe ocultar la pena a los niños/as?
  5. ¿Hay algo que no se les deba decir?

 

¿COMO PUEDO COMUNICAR A LOS NIÑOS/AS LA MUERTE ACAECIDA?

A la hora de comunicar la muerte de un ser querido a los niños/as, es importante que tenga en cuenta las características que debe reunir cualquier tipo de comunicación relacionada con la muerte:

  1. Hacerlo con serenidad, dulzura y afecto.
  2. Usar palabras sencillas.
  3. Dedicar todo el tiempo que el niño requiera para esta comunicación y para asimilar sus consecuencias según sus directrices.
  4. Estar dispuesto a repetir muchas veces lo mismo.
  5. No añadir preguntas o comentarios que no se han hecho.

Siéntese con ellos en un lugar tranquilo, abrácelos (si se lo permiten) y explíqueles, en pocas palabras, cómo ha muerto el ser querido. Recuerde que los múltiples “muy” ayudan a los niños a distinguir la muerte del ser querido de otras condiciones. Los eufemismos –palabras que suavizan la realidad- del tipo “pérdida”, “se fue”, “se lo han llevado”, “ha desaparecido”, “ha emprendido un largo viaje”, “ha pasado a mejor vida”, “está con el Señor” es mejor evitarlos pues estimulan los miedos que tienen los niños a ser abandonados y crean ansiedad y más confusión.

 

¿CÓMO SE LES PUEDE EXPLICAR QUÉ ES LA MUERTE?

Ante la pregunta “¿qué significa o qué quiere decir muerto?”, explíqueles de nuevo, con palabras sencillas y sinceras, y recordando que los niños/as piensan de forma muy concreta y tienden a interpretar las cosas literalmente, que “muerto” significa que: “El cuerpo se ha detenido del todo”, “El cuerpo ha dejado de funcionar”, “El cuerpo ya no puede hacer nada de lo que antes hacía”, “El cuerpo ya no puede sentir dolor, caminar, respirar, comer, dormir, hablar, oír o  sentir frío o calor”, “El cuerpo ya no sentirá nada nunca más”.

De igual forma, al explicar la muerte a los niños/as es importante que esta explicación se de en términos sencillos y reales, sin mentiras o invenciones. No dude en usar las palabras «muerto» y «muerte»; así, por ejemplo, siéntese con el niño, abrácelo y dígale: «Cariño, ha ocurrido algo muy triste. XXX ha muerto por una enfermedad. Nadie tiene la culpa de que haya muerto. Lo vamos a extrañar mucho porque lo queríamos, y él nos quería a nosotros».

 

¿QUÉ PUEDO DECIR CUANDO PREGUNTEN POR QUÉ?

Ante esta pregunta, es bueno admitir que usted también se ha preguntado lo mismo. Si no sabe la respuesta, dígaselo. Dígale que, según sus creencias personales, todos los seres de la tierra han de morir algún día, que la muerte le ocurre a todo el mundo, que hay cosas que podemos controlar y otras que no, y que la muerte es una de las que no podemos controlar. Es muy importante hacer énfasis en que nada de lo que ellos hayan dicho, hecho o pensado ha causado la muerte del ser querido.

 

¿SE DEBE OCULTAR LA PENA A LOS NIÑOS?

Llorar delante de los niños/as es apropiado, normal y saludable, pues les estás enseñando que es bueno llorar y compartir el llanto, que con el llanto uno transmite su situación de dolor y la necesidad de ayuda y apoyo, y que llorar es la válvula natural para descargar el dolor y la angustia. Si no lloramos delante de los niños/as, si fingimos no inmutarnos y negar nuestros sentimientos (“yo no lloro delante de mis hijos para no angustiarlos…”), les estaríamos enseñando que se deben ocultar para llorar, que deben arreglárselas solos, que deben hacer/aprender otras cosas para transmitir su dolor y angustia y que llorar es signo de debilidad.

Si como adultos exteriorizamos nuestro dolor delante de los niños/as, los niños/as verán que es normal afligirse y, en ocasiones, esto les dará la oportunidad de expresarse ellos mismos.

Resulta casi imposible ocultar por completo los sentimientos a los niños/as ya que, no solo los niño/as son muy perspicaces y observadores, y si algo va mal, normalmente lo perciben, sino que la comunicación no verbal (todo lo que acompaña a, excede o implica un mensaje), integrada por gestos, actitudes, silencios, acciones, presencias, ausencias, cambios en el tono de la voz, rechazos, negativas a una explicación coherente, incoherencias entre lo explicado y lo aconsejado, etc., encuentran al niño/a más indefenso y receptivo, y por ello empeora su estado de ánimo y estimula sus fantasías, sin olvidar que, a veces, las fantasías suelen ser más terribles que la cruda realidad.

En general, y especialmente desde los adultos, los mensajes no verbales son más creíbles por su espontaneidad, ya que carecen de connotaciones manipulativas.

Así, ocultar los hechos y las consecuencias de una muerte en el seno de la familia no protege realmente a los niños del dolor, solo hace que se sientan más confusos, asustados, ansiosos y solitarios.

 

¿HAY ALGO QUE NO SE LES DEBA DECIR?

Teniendo presente que uno de los más terribles temores del niño/a es el de ser abandonado/a por su/s cuidador/es, sobre todo cuando ha muerto uno de los padres, no es bueno decirles que el ser querido muerto “está realizando un largo viaje” pues esto pudiera reforzar su sentimiento de desamparo y llevarle a pensar que el ser querido se ha ido sin siquiera decirle adiós (esto estimula su pensamiento mágico respecto a cierta responsabilidad suya por el suceso que condujo a su “haberse ido”), o que el ser querido está durmiendo, pues si equipara el sueño con la muerte pudiera desarrollar cierto miedo o terror a dormir. Como hemos visto, la comunicación sincera, apropiada y ajustada al nivel de compresión y edad del niño es y siempre será buena.

 

CONSEJOS GENERALES RESPECTO A LA COMUNICACIÓN

Por más que deseemos proteger a los niño/as de conocer la muerte, depende de nosotros como adultos que les ayudemos a comprender esta realidad básica de todos los días, especialmente cuando no tenemos tiempo de ayudarles a entender lo que están viendo en sus video-juegos y dibujos animados, en donde la muerte parece tan extraña e irreal, casi un juego. Necesitamos ayudarles a afirmar y reconocer sus emociones y a resolver y entender sus miedos de una forma más adecuada para su desarrollo como adultos saludables.

Es importante tener presente las siguientes consideraciones generales:

  1. Aproveche los momentos pedagógicos para hablar de la muerte.
  2. Escuche y reconozca los sentimientos de los niños/as como válidos y adecuados.
  3. Sea paciente y prepárese a repetir muchas veces la misma conversación.
  4. Sea claro y objetivo.
  5. Recuerde que el duelo es un asunto de familia.

 

APROVECHE LOS MOMENTOS PEDAGÓGICOS PARA HABLAR DE LA MUERTE

La muerte de un animal común, de un personaje público o un acontecimiento trágico son buenos momentos pedagógicos para presentar a los niños el tema de la muerte. Pueden utilizarse palabras como “Rufo ha dejado de vivir del todo y ya no volverá. Cuando alguien se muere, está bien y es normal estar tristes por un tiempo”. De esta forma el entenderá que los sentimientos de tristeza son normales y naturales y que la tristeza acabará por desaparecer.

En las conversaciones inmediatas a la muerte, es muy importante resaltarle al niño/a que es mucho mejor hablar del dolor y la tristeza y sentirla –pues la tristeza es necesaria para curar la herida-, que guardársela dentro (reprimirla) y fingir que no está ahí o que no se siente; esto solo hará más daño que beneficio y la herida tardará más en curarse. Al acompañar a los niños/as en este proceso de aprendizaje de la muerte les estamos dando elementos esenciales (estrategias y herramientas) para afrontar las inevitables pérdidas futuras.

 

ESCUCHE Y RECONOZCA LOS SENTIMIENTOS DE LOS NIÑOS/AS COMO VÁLIDOS Y ADECUADOS

Escuche lo que los niño/as dicen y sienten mientras hablan con usted, con sus amigos o cuando hablan o cantan solos, de esta forma tendrá alguna idea de lo que los niños/as están pensando y sintiendo. Observe su forma de expresarse y su nivel de actividad física. No es necesario que les hable a diario de la muerte u otros temas relacionados; aproveche los momentos que parezcan más naturales y agradables. Procure no proyectar sus miedos y ansiedades en ellos y sea consciente de sus estados de ánimo y preocupaciones (recuerde la comunicación no verbal).

 

SEA PACIENTE Y PREPÁRESE A REPETIR MUCHAS VECES LA MISMA CONVERSACIÓN

El concepto de la muerte es algo muy complejo y los niños/as pequeños pueden no entenderlo. De igual forma, y aunque los adolescentes están aceptando su propia mortalidad, puede también resultarles difícil captar la realidad de la muerte. Es probable que necesite repetir la misma conversación muchas veces, por ello, intente permanecer tranquilo, serio y compasivo para ayudarlos a comprenderla.

 

SEA CLARO Y OBJETIVO

Cuando hable con los niños/as de la muerte, intente emplear siempre un lenguaje sencillo y directo pues evitará crear miedos y falsas ideas. Responda a sus preguntas con hechos concretos y con veracidad. Pídales que le repitan lo que se les ha dicho, pues de esta forma se asegurará que entienden lo que se les está diciendo.

 

RECUERDE QUE EL DUELO ES UN ASUNTO DE FAMILIA

Debido a que el duelo es un asunto de familia, y que ésta constituye el primer y más valioso grupo de apoyo que compartirá información, preocupaciones e ideas relacionadas con la muerte, la aflicción y el luto, todos los miembros de la familia deben tener la misma oportunidad para expresarse y recibir atención y apoyo. Aprender sobre la muerte como una familia fortalece los lazos de unión y se desmitifican ciertos mitos como el que asegura que hablar de la muerte hace que las personas se mueran.

 

CONSEJOS GENERALES PARA AYUDAR A UN NIÑO A RECUPERARSE DE SU DOLOR

  1. Dedíquele tiempo
  2. Permanezca a su lado
  3. Deja que los demás le ayuden
  4. Abandone las ideas preconcebidas
  5. Dele la oportunidad de expresarse
  6. Anímelo a hacer alguna actividad física
  7. Lean un libro juntos
  8. Recurra a una escuela de padres o grupo de ayuda-mutua
  9. Sea consciente de cuándo buscar ayuda profesional

 

SIGNOS DE ALARMA

Cuando el niño presente alguno o algunos de los siguientes síntomas, busque ayuda profesional:

  1. Lloran en exceso durante largos períodos
  2. Tienen rabietas frecuentes y prolongadas
  3. Presentan cambios extremos en la conducta
  4. Muestran patentes cambios en el rendimiento escolar y las notas
  5. Se retraen durante largos espacios de tiempo
  6. Muestran falta de interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle
  7. Tienen frecuentes pesadillas y problemas de sueño
  8. Presentan frecuentes dolores de cabeza, solos o acompañados de otras dolencias físicas
  9. Muestran marcados cambios en el peso (aumentos o descensos bruscos)
  10. Tienen apatía, insensibilidad y una falta general de interés por la vida
  11. Piensan negativamente acerca del futuro durante mucho tiempo o no se interesan por él

 

Esther Martínez Roca

Psicóloga en construcción

Basado en “La pérdida de un ser querido” de Marcos Sancho Gómez (Arán Ediciones 2007)